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¿Cómo se diagnostica un cáncer?

Eduardo Vázquez Martul
Exjefe de Servicio de Anatomía Patológica del CHUAC

Numerosos artículos y entrevistas a personalidades científicas salen a la luz en nuestros diarios en un intento de divulgación del cáncer, ya que sin duda alguna es un tema que preocupa al ciudadano, a la vez que es centro de interés de la investigación médica. Cirujanos, biólogos, genetistas, radiólogos y oncólogos transmiten sus conocimientos en un afán de divulgación de esta enfermedad grave y a la vez costosa en su tratamiento, pero con cierta preocupación observo que en este abordaje multidisciplinar falta un pilar fundamental, el papel del patólogo o histopatólogo, que con sus conocimientos pone un apellido a los múltiples tipos de tumores benignos o malignos que causan morbilidad y mortalidad. No hay duda de que el médico general, no especialista, conoce los síntomas y signos de esta grave dolencia y ante la sospecha -y dependiendo del órgano afectado- remite al paciente a un centro hospitalario para que un especialista clínico o quirúrgico estudie en profundidad cada caso, que siempre va a ser diferente porque no hay un solo cáncer y el capítulo que comprende esta dolencia cada vez es mas amplio y complejo. Desde el cerebro hasta la piel puede ser el origen de un tumor benigno o maligno que genéricamente se denomina con la palabra de cáncer, que ya implica per se malignidad. Para la correcta identificación de su origen, ya que no siempre el origen primario se puede detectar clínicamente, es obligatoria la realización de una biopsia, o muestra del tumor, para que el histopatólogo analice y pueda contestar a preguntas tan importantes como tipo de cáncer, criterios de agresividad o niveles de malignidad, subtipo histológico que dependiendo del órgano puede ser muy extenso y solo identificado por el patólogo, criterios pronósticos o sensibilidad a un determinado tratamiento oncológico, e incluso en el mismo acto quirúrgico su participación clave para que el cirujano planifique el abordaje, límites del tumor y correcta extirpación. Para dar contestación a todas estas preguntas, el patólogo utiliza herramientas que se inician con el procesamiento laborioso por un técnico de laboratorio, siempre olvidado, que va a permitir el estudio de todas las características con el microscopio óptico, las propiedades histoquímicas e inmunológicas de gran ayuda para la identificación de su estirpe celular, así como la visualización de «marcadores» o señales tumorales de malignidad, para lo que se exige un conocimiento en técnicas sofisticadas que incluyen la biología molecular o la aplicación del microscopio electrónico. En definitiva, toda una especialidad extensa y un equipo de trabajo que armónicamente colaboran para hacer el diagnóstico final, que debe constar el tipo de cáncer, su origen, estirpe celular, criterios de malignidad, susceptibilidad a un determinado tratamiento y, la mayoría de las veces, el pronóstico, lo mas demandado por el paciente. Creo que es una obligación sacar a la luz el papel tan importante del patólogo y de los servicios de anatomía patológica, muchas veces oculto y desconocido pero que son garantes de la calidad y nivel científico de una medicina basada en la evidencia.

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