Nació en Madrid el 22 de noviembre de 1933, y estudió bachillerato en el Colegio San Casiano de Huelva y en el Instituto Ramiro de Maeztu de Madrid.
Horacio fue patólogo empeñado en diagnosticar cada día mejor, y en ampliar el conocimiento médico a través de una patología que fuese capaz de descubrir nuevas enfermedades. Quería curar a base de diagnosticar con excelencia.
Fue alumno interno con el Dr. Cruz Auñón en el Hospital de las Cinco Llagas de Sevilla y con el Dr. Jiménez Díaz en la sala 30 del Hospital Gregorio Marañón en 1953.
Tuvo al Dr. Morales Pleguezuelo como maestro en la Patología y al Dr. Carlos Jiménez Díaz, fundador de la Clínica de la Concepción. Del Dr. Jiménez Díaz aprendió que la Medicina solo mejora a través de la Investigación. Como alumno se incorporó a la Clínica en la Concepción cuando ésta se inauguró en 1955 y fue médico en el Departamento de Anatomía Patológica.
Con Horacio Oliva, al revés de lo que es lo habitual, se aprendía la Patología a través de la Clínica.
En Horacio era básico su empatía. Muchos hicimos Patología porque él nos ilusionó con ella. Nos transmitió autoestima y coraje por ideales a través de la Medicina y la Patología.
Formó parte del grupo de médicos que fundó en 1969 la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, y en 1977 obtuvo la Cátedra de Anatomía Patológica.
Era un hombre de ideales. Quiso ser profesor universitario por responsabilidad con su país, al que amaba, pensaba que había que hacer Ciencia para aumentar el conocimiento. Fue un brillante catedrático de Anatomía Patológica, y un verdadero líder de la Sociedad Española de Anatomía Patológica.
Su dimensión humana era arrolladora y se manifestaba en la amistad y en el amor a su esposa Beatriz y sus hijos. Nos queda su testimonio.
Jerónimo Forteza Vila
Catedrático de Anatomía Patológica